
Cuando se trata de hablar en público, todos sabemos una cosa: la gente tiene más miedo de hablar en público que de morir. El concepto se ha vuelto tan cliché que es fácil olvidar su importancia.
Para muchas personas, la ansiedad por hablar en público es un problema muy real: el miedo no solo afecta su capacidad para hablar frente a una gran multitud. Afecta cada “comunicación” que tienes. Por ejemplo, piensa en cuántas formas te comunicas con la gente hoy. Ahora, considere cómo su ansiedad por hablar en público ha afectado (incluso levemente) la forma en que comparte ideas en las reuniones o vende sus calificaciones en las entrevistas. En un mercado laboral competitivo, estas diferencias pueden ser pequeñas, pero pueden tener un gran impacto en el éxito de su carrera.
A medida que la comunicación pasa de ser una “habilidad blanda” a un estado de habilidad esencial, ahora es el momento perfecto para superar sus miedos y sentirse empoderado. Aquí hay tres formas en que puede transformarse en un presentador poderoso hoy.
1. Haz una investigación de “mercado”
La presentación tiene muchas partes móviles. La idea de tener que decir “lo correcto” a la “audiencia correcta” de la “manera correcta” puede ser abrumadora. La preparación es la forma ideal de combatir este estrés. El conocimiento es poder, y cuanto más sepa sobre su audiencia, mejor se sentirá.
Recuerda que cada vez que das una presentación, estás trayendo tu idea (en este caso, un producto) al mercado de las ideas. Para que sus ideas se destaquen, no puede tratar a su audiencia como un grupo de personas obligadas a escuchar. En su lugar, debe pensar en ellos como sus consumidores de comunicación. Sus “clientes” tienen necesidades (es decir, lo que esperan de su presentación), y su trabajo es hacer una investigación de mercado para averiguar cuáles son esas necesidades y cómo satisfacerlas.
La próxima vez que prepare una presentación, tómese 15 minutos para entrar en la mente del cliente. ¿Quienes son esas personas? ¿Cuál es su trasfondo? ¿Por qué deberían escuchar su discurso? Si está mostrando a un grupo externo, consulte su sitio web o artículos sobre ellos. ¿Qué hay en su misión o declaración de valores? ¿Su sitio web muestra contenido como texto o video? Toda esta información son datos que puede utilizar para dar forma a su información.
Si considera estos detalles antes de su presentación, no tendrá que perder tiempo preocupándose por ellos durante el tiempo de presentación. Esto le permite concentrarse más en el momento y le indicará a su audiencia que quiere hacer más que compartir ideas: quiere construir una relación.
2. Crea un equipo de comentarios
Si hablar frente a otros está en la parte superior de su lista de actividades que más teme, obtener comentarios sobre su presentación probablemente sea un segundo lugar cercano. A nadie le gusta que otros señalen sus defectos, especialmente cuando su confianza se ha visto afectada.
Este miedo a “escuchar cómo lo haces” crea un círculo vicioso. Es fácil atascarse cuando no está probando sus ideas frente a otros. Cuando estás atascado, es fácil que la audiencia piense que no estás interesado y que no estás preparado, ¡incluso si ocurre lo contrario!
Trate de pensar en la retroalimentación como una actividad de creación de activos. Comience por encontrar dos o tres personas que estén dispuestas a servir como su “equipo de retroalimentación”. No importa si se ven a sí mismos como presentadores expertos, cualquiera puede decirle lo que les gusta o no. Esta información de otras personas puede ser poderosa, especialmente si la solicita antes de tomar el sol. Con demasiada frecuencia, la retroalimentación llega después del hecho, lo que dificulta la integración de manera oportuna. Afortunadamente, cuando busque al equipo de comentarios de antemano, sabrá lo que piensa su audiencia potencial de su presentación. De repente, tiene la información para modificar su presentación y hacerla más centrada en la audiencia (traducción: increíble).
Además, pedir indicaciones puede tener un beneficio secundario. Las personas que buscan activamente comentarios actúan como oradores confiados que desean maximizar el impacto de sus ideas. Sin mencionar que, al servir como líder del equipo de comentarios, se convertirá rápidamente en lo que otros ven como el presentador elegido en la oficina.
3. Replantea tus gestos
La comunicación se trata de construir relaciones, por lo que una presentación exitosa tiene mucho en común con una primera cita exitosa. No puedes construir una relación a menos que hagas que la otra persona se sienta cómoda y valorada, y es casi imposible dar una excelente presentación si parece que prefieres estar en otro lugar. Por eso, cuando hablas, tu lenguaje corporal es mucho más importante que cualquier cosa que puedas decir.
Muchos oradores son víctimas del uso de “gestos cerrados”. Es posible que hayas visto estos gestos o los hayas usado tú mismo. Cuando te inclinas para aislarte, construyes un muro subconsciente entre tú y tu audiencia.
Para su próxima demostración, concéntrese en usar el “gesto abierto”. Considere gestos lo suficientemente amplios para que todos en la habitación caigan entre sus manos. Gestos como este son señales no verbales de que te estás abriendo a tu audiencia y que quieres que todos se sientan bienvenidos. Esencialmente, está invitando a su audiencia a ser parte de una experiencia única, no la misma presentación que han escuchado un millón de veces antes. Cuando su audiencia se siente cómoda, crea una sensación de intimidad que ayuda a que incluso la habitación más grande se sienta pequeña. Cuando puedes conectarte con tu audiencia de esta manera, no puedes evitar mostrar confianza y control.
No existe una varita mágica que pueda eliminar la ansiedad de hablar en público. Sin embargo, un primer paso fuerte es reconocer que tienes el poder de superar este miedo. Todo lo que se necesita para tener éxito es un poco de práctica y la mentalidad correcta.
Fotografía del orador cortesía de Shutterstock.
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