
Tu jefe te sentó ayer y describió tu próximo proyecto. ¿pregunta? No tienes ni idea de en qué dirección debes tomarlo, lo que hace que tu cabeza se sienta como un pájaro de dibujos animados zumbando (el yunque no aterriza en tu cabeza).
¡No te preocupes! La clave es detectar su confusión temprano y resolverla, porque cuanto más tiempo pase por tareas sin un camino claro, más lejos puede terminar del plan original de su jefe.
Por supuesto, puede decirle a su jefe que está perdido o pedirle más direcciones, eso es totalmente justo. Sin embargo, si le preocupa que es incompetente o que su relación con su gerente no es del todo honesta, haga una de las siguientes preguntas:
¿Con qué objetivo más importante se relaciona esto?
¿Por qué es tan efectivo? Por un lado, te hace ver muy, muy bien. Al centrarse en la meta en lugar de las cosas más tediosas (o exclamar “¿Por qué estoy haciendo esto?”), demuestra que se preocupa por contribuir al mayor éxito de su equipo o empresa. Además, demostraste que eres una persona con visión de largo plazo.
Por otro lado, obliga a tu jefe a hacerse esta pregunta. Quizás estés confundido porque el proyecto no tiene un objetivo claro. Al dejarlos claros, puede comprender mejor el propósito, lo que facilita la elaboración de estrategias.
Además, responsabiliza a su jefe (y a usted). Si su gerente no parece satisfecho cuando haya terminado, o cuando esté a punto de terminar, puede volver a su respuesta y explicar por qué decidió ir en la dirección que tomó. Luego puede tener discusiones para determinar si ha logrado ese objetivo o cómo puede lograrlo mejor.
Además, los goles son geniales. Nos ayudan a avanzar y hacer que nuestro trabajo sea más satisfactorio.
¿No queremos todos hacer un trabajo útil?
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